Un motete del siglo XIII: Pucelete – Je languis – Domino

El motete (del francés mot: palabra) es, de lejos, el género polifónico más importante del siglo XIII francés. El motete surgió a partir del organum, gracias a un mecanismo consistente en añadir textos a las voces organales. Un procedimiento de índole más literaria que musical, que implicó (e impulsó) la adaptación de los sistemas de notación musical heredados del siglo XII, y que pondría fin al hegemonía del organum como género polifónico.

En este artículo analizaremos un ejemplo de motete doble relativamente temprano -«Pucelete – Je languis»- basado en un tenor («Domino») de origen desconocido. La sola posibilidad de que esta melodía pudiera haber pertenecido a un «Benedicamus Domino» perdido nos da pie a incluir esta obra en la serie de artículos dedicados a este género.

El motete del siglo XIII

coro

El repertorio de motetes del siglo XIII (varios cientos de composiciones) nos ha llegado a través de tres fuentes principales: El Códex Montpellier, el Códex Bamberg, y el Códex Las Huelgas. Este repertorio constituye el núcleo del denominado Ars Antiqua, un estilo íntimamente relacionado con el de la Escuela de Notre Dame de París, que había alcanzado su cenit en el cambio del siglo XII al XIII.

El repertorio de Notre Dame nos ha llegado escrito mediante sistemas de notación rítmica primitivos, y tiene en el organum y el conductus sus géneros principales. El repertorio del Ars Antiqua utiliza sistemas de notación rítmica más avanzados y precisos (notación prefranconiana y franconiana), y tiene su género más representativo en el motete.

Aparte de los avances rítmicos, los nuevos sistemas de notación ofrecieron una ventaja que transformó radicalmente la polifonía de su tiempo: La capacidad de asignar de forma precisa una sílaba a una nota o a un conjunto de ellas. Esto no era posible en el sistema empleado por la Escuela de Notre Dame, basado en los modos rítmicos de la métrica grecolatina, pues en ellos las ligaduras entre notas no sirven para distribuir el texto, sino para indicar el patrón rítmico que debe ser aplicado.

De este modo, la diferencia entre un organum y un motete consistió, inicialmente, en que la voz organal del primero era sine littera (sin letra) mientras que la del segundo sí la tenía (convirtiéndose así en motetus, de mot=palabra). Con el tiempo, el motete se convirtió en un género completamente autónomo, capaz de de dar cabida a una voz con texto (motetus), pero también a una tercera (triplum) o incluso una cuarta (quadruplum), cada una con un texto distinto, mientras la voz fundamental (el tenor, o vox principalis del organum) permanecía como soporte -sin texto- de toda la composición.

Eso explica que los motetes medievales se nombren utilizando varios títulos (tantos como voces tenga el motete: El título del motete «Pucelete/Je languis/Domino» hace referencia al tenor empleado («Domino»), así como a los textos respectivos de las dos voces añadidas: «Je languis de maus d’amours» en el motetus y «Pucelete bebe e avenant» en el triplum.

El motete «Pucelete/Je languis/Domino»

Distribución de las partes en el manuscrito. La escritura en partes separadas permite aprovechar mejor el espacio. Las partes están distribuidas de modo que las voces coincidan al pasar la página.
Distribución de las partes en el manuscrito. La escritura en partes separadas permite aprovechar mejor el espacio. Las partes están distribuidas de modo que las voces coincidan al pasar la página.

El género motete mantiene la práctica consistente en añadir melodías a un fragmento melódico preexistente (tenor). Sin embargo, al independizarse de la liturgia y concebirse como una composición independiente, el motete del siglo XIII tenderá a reutilizar como tenores unas pocas melodías, convertidas en repertorio estándar para la improvisación (y composición) polifónica.

La mayoría de estas melodías son melismas extraídos del canto gregoriano (graduales, responsorios, benedicamus, etc.). En algún caso -como ocurre con el tenor «Domino» de este motete-, no conocemos su procedencia.

En cuanto a las letras de las voces superiores, tenemos dos textos profanos en francés antiguo de temática trovera: El primero («Pucelete bele e avenan») con carácter de pastoral, y el segundo («Je languis de maus d’amours») un lamento amoroso característico del amor cortés.

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TRIPLUM

Pucelete bele e avenant
Joliete polie et plaisant
la sadete que je desir tant
Mi fait lies jolis envoisies et amant
N'est en mai ainsi gai roussignolet chantant
S'amerai de cuer entierement
M'amiete la brunete jolietement
Bele amie qui ma vie en vo baillie aves tenue tant
Je voz cri merci en soupirant.
Bella y agraciada muchacha,
guapa, dulce y gentil,
a la que tanto deseo,
me alegras y enamoras.
No hay ruiseñor cantor en mayo
que ame tan desde dentro
a mi morena, tan dulcemente.
Bella amiga, que tienes mi vida en tus manos,
os pido, suspirando, piedad.

MOTETUS

Je languis de maus d'amours
Mieux aime assez qu'il m'ocie
Que nul autre maus
Trop est jolie la mort
Allegiés moi douce amie ceste maladie
Qu'amours ne m'ocie.
Sufro las penas de amor,
prefiero que éstas me maten,
a cualquier otro mal.
La muerte es tan bella,
Dulce amiga, libérame de este mal,
para no morir de amor.
tenor_DOMINO_tr

La notación prefranconiana

La notación prefranconiana está basada en la distinción de tres figuras básicas: La longa, la brevis, y la semibrevis. Como la longa es «perfecta» (consta de tres breves), el ritmo inducido a la composición es ternario. La breve es equivalente a dos semibreves.

El sistema cuenta con algunas figuras adicionales, como son las plicas, las conjuncturae, así como ligaduras y líneas divisorias (ordo divisionis). Las dos primeras permiten introducir valores más cortos; así, la longa plicata y la breve plicata (diferenciadas entre sí porque en la primera el trazo largo está a la derecha y en la segunda lo está a la izquierda) introducen una segunda nota por grado conjunto donde inicialmente había solo una.

notacion_prefranconiana

Análisis musical

1. El tenor

El tenor («Domino») es una melodía sine littera (sin letra) de origen desconocido, pero distinta a la de otros tenores con el mismo nombre que podemos encontrar en el repertorio del Ars Antiqua. En modo de Re plagal (modo 2), está escrito en longae y consta de 32 notas.

tenor_DOMINO

2. El motetus

El motetus «Je languis» es una melodía en ritmo predominantemente yámbico (breve-larga) que sigue muy de cerca al tenor, imitando su articulación (siete segmentos de 4+5+3+7+5+4+4 longae) y reforzando su armonía. Consigue esto mediante la producción de consonancias perfectas (unísonos, quintas y octavas justas), en menor medida consonancias imperfectas (terceras) y algunas disonancias de segunda (o de cuarta justa) enlazadas por grados conjuntos, tanto en parte fuerte como en parte débil.

pucelete_motetus

3. El triplum

El triplum es la voz más independiente del conjunto y la que se mueve en valores más ágiles. Su articulación en frases (dada por la longitud de sus versos) oscila entre las tres y las cinco longae (nueve segmentos de 3+3+3+4+4+3+4+5+3 longae), y sigue un ritmo relativamente repetitivo que insiste en el patrón s s B B.

El tripula refuerza las armonías fundamentales en los inicios y finales de frase y en la mayor parte de las partes fuertes de cada longa (las únicas excepciones se producen en las longae/cc. 22 y 30). Las disonancias son conducidas en su mayoría por grado conjunto con la excepción recurrente de una forma de escapada de tipo cambiata (cc. 1, 8, 15, 16, 22, 25, 26), que introduce la disonancia por grado conjunto y la abandona mediante un salto de tercera descendente.

pucelete_triplum

4. La armonía

La combinación de las tres voces produce el efecto de intermitencia armónica característica de las texturas polifónicas medievales. Esta textura se caracteriza por la alternancia de texturas transparentes (octavas y quintas justas o, en su defecto, cuartas) en las partes fuertes con texturas más densas (disonantes) en las partes débiles, como el tritono, las séptimas mayores y menores o las segundas:

Consonancia_Pucelete

La armonía es el resultado del movimiento libre de las voces en un marco cuyas únicas «reglas» son la convergencia periódica en consonancia perfecta y la introducción de la disonancia por grado conjunto, preferentemente. A ello habría que añadir una cierta estandarización de las fórmulas cadenciales, la más destacada de las cuales es -en este motete- del tipo ♭VII-I. Una puesta en práctica del principio armónico de tensión-distensión quizá algo primaria, pero que establece así uno de los pilares de la Armonía occidental.

Pucelete_ejemplo

El motete como forma poética y musical

Troveros

La politextualidad del motete, su carácter extra-litúrgico, así como el grado de sofisticación intelectual alcanzado en algunos de sus ejemplos, han sembrado numerosas incógnitas acerca de su función social: ¿dónde se interpretaban? ¿en qué circunstancias? ¿para qué público?

La continuidad entre las formas organum y motete podría avalar -en el caso de los motetes con textos religiosos en latín- la continuidad del motete en el ámbito litúrgico, con funciones similares a las prestadas por el género más antiguo.

Sin embargo, la abundancia de motetes con textos profanos (en francés) y la naturaleza de los textos utilizados apuntan a un ámbito muy diferente: El trovero. La ubicación del motete en este ámbito situaría inmediatamente al motete -una composición poético-musical «en tres dimensiones»- como la forma más elevada y exclusiva de la producción trovera, en la punta de una pirámide cuya base estaría ocupada por las formas fijas monódicas.

Ello concuerda con la descripción realizada por el teórico Johannes de Grocheio hacia el año 1300, cuando definió el motete como “música escrita para varias voces, a partir de múltiples textos o de una ordenación variada de sílabas, armoniosamente consonante en todos los sentidos”, aclarando a continuación que “esta música no debe ser interpretada en presencia de la gente común, pues nadie advertiría sus sutilezas ni disfrutaría de su escucha, sino que debe interpretarse en presencia de gente educada y amante de las sutilezas del arte”.

4 comentarios en “Un motete del siglo XIII: Pucelete – Je languis – Domino

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    1. Hola Rocío. Las fuentes medievales son relativamente escasas y, en este caso, hemos conservado un testimonio (cuyo autor se cita en el artículo) que los motetes no habían sido compuestos para la «gente común». El cómo deberíamos interpretar este testimonio, y hasta qué punto representa de forma una percepción general (y no una opinión particular) no es fácil de esclarecer. En cualquier caso parece claro que los los motetes a los que se refiere Grocheio se compusieron para ocasiones especiales desde el el punto de vista social y cultural.

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