Unidad 2 – La composición monódica medieval

alfonso x el sabio, recopilador de las cantigas de santa maría

La composición musical medieval se realizó principalmente a través de la monodia (composición a una sola voz). Sin embargo, y pese a la existencia desde el siglo XI de técnicas de notación musical bastante precisas con respecto a las alturas (no así con respecto al ritmo), en muy pocas ocasiones estas creaciones fueron escritas en el momento mismo de su concepción, entre otras razones, porque el enorme peso de la tradición oral en la composición y en la transmisión musical.

De este modo, una buena parte de estas composiciones monódicas solo llegaron a ser puestas en notación cuando hubieron alcanzado una difusión y notoriedad que justificara su recopilación en forma de cancionero. En algunos casos (por ejemplo, en el de los trovadores más antiguos) pudo transcurrir hasta un siglo y medio entre la composición de las canciones y su transcripción. En muchísimos otros casos lo único que se transcribió fue la letra, de modo que la parte musical se habría perdido para siempre.

La música y la poesía en la tradición oral

En la tradición oral, la poesía es inconcebible sin la música. Es decir, la poesía es siempre canción. Este fenómeno se ha mostrado con una insistente continuidad entre los mundos antiguo y medieval, con ramificaciones que alcanzan incluso a nuestros días. Las razones que explican este maridaje son muy semejantes a las apuntadas en la Unidad 1 en relación con el canto llano (memoria, amplificación, expresión), y los ejemplos abundantísimos:

  1. La poesía narrativa (o épica), cuya presencia en Occidente se extiende desde Homero hasta la balada inglesa y balcánica, el romance castellano o el corrido mexicano. Las grandes poesías épicas medievales se denominan, de forma significativa «cantares de gesta», como es el caso del Cantar de Roldán francés (s.XI), el Cantar del mío Cid castellano (ca.1200) o el Cantar de los nibelungos alemán (s.XIII).
  2. La poesía lírica, cuya presencia en Occidente se extiende desde la poesía lírica griega («lírico» derivado de «lira», el instrumento con el que se acompañaba el canto de esta poesía) hasta la canción de autor contemporánea. La poesía lírica medieval ofrece numerosos ejemplos de este arte en los trovadores occitanos, los troveros franceses, las cantigas galaico-portuguesas y los Minnesänger germanos, entre otros.
  3. La poesía dramática o teatro, cuya presencia en Occidente se extiende desde la tragedia griega (que era parcialmente cantada) hasta los distintos subgéneros de la ópera y el musical moderno. En el mundo medieval encontramos el drama litúrgico (en latín) y los misterios medievales.

La idea de poesía (y teatro) como forma exclusivamente literaria –es decir, concebida para ser recitada o leída, pero no cantada– supone un concepto relativamente moderno cuyo origen se remonta al Renacimiento. La poesía medieval pertenece principalmente al ámbito de la memoria (tradición oral) y de la música (canto).

La oralidad ha afectado a cada uno de estos géneros de distinta manera. La poesía narrativa se caracteriza por los largos textos, versificación sencilla y melodías en forma de letanía, con una o dos breves frases musicales que se repiten una y otra vez. La simplicidad de estas fórmulas hizo innecesaria su transcripción musical en la época medieval. Dado que no se transcribieron, o bien se han perdido o bien la tradición oral las ha remplazado por otras, de acuerdo con el gusto de cada época y lugar.

La poesía lírica medieval, caracterizada por las formas estróficas y una versificación variada y a veces altamente sofisticada, pudo haber contado con melodías compuestas a medida. Sin embargo, en muchos otros casos no es posible saber si los poemas utilizaron melodías ya existentes (contrafactum) o sufrieron cambios. La presencia en los cancioneros de un mismo texto con melodías distintas o parecidas, o de varios textos distintos con una misma melodía, sugiere una importante influencia de la tradición oral.

En cuanto a los dramas litúrgicos medievales, es reseñable el hecho de que algunos de ellos hayan seguido representándose de forma ininterrumpida hasta nuestros días, como es el caso del Misterio de Elche, ejemplo que incluye fragmentos en polifonía incorporados en el siglo XV y que ha acumulado usos interpretativos de épocas muy distintas.


Diversos modos de abordar la interpretación de la música medieval

Uno de los factores más importantes a tener en cuenta al enfrentarnos a una recreación actual de música medieval profana consiste en que posiblemente haya sido enriquecida con recursos –como la armonía, la instrumentación o la polifonía– propios de nuestro tiempo. Dan muestra de ello varios de los ejemplos ilustrados en los vídeos siguientes. Una parte de este repertorio ha sido recuperado hoy en día por artistas folk, por agrupaciones historicistas o se ha mantenido vivo gracias a tradiciones locales que, no obstante, han incorporado numerosas adulteraciones.

Romance del conde Olinos. Este célebre romance datado en el siglo XV narra los desventurados amores del conde Olinos con una princesa. La melodía utilizada en esta versión fue recogida en Mojados (Valladolid) por el folclorista Joaquín Díaz y se muestra aquí en un arreglo moderno de Alalumbre Folk.


Cantiga de Santa María nº149 – «Fol é a desmesura» [s.XIII]. Pese a que la poesía lírica medieval es monódica y las fuentes medievales insisten en que eran cantadas sin acompañamiento, los intérpretes modernos (como el grupo alemán Triskilian) suelen añadir arreglos y armonizaciones con sabor medieval (LEER MAS).


El drama litúrgico medieval [s.X-XV]. Nacidos como simples tropos de cantos de las misas de Navidad y Semana Santa, los dramas litúrgicos vivieron su mayor desarrollo durante el siglo XII con composiciones enteramente originales, algunas de las cuales se han seguido representando hasta nuestros días con notables adulteraciones.


Anónimo – Romance del conde Olinos (s.XV). Interpretación de Joaquín Díaz a partir de una versión recogida en Mojados (Valladolid).


Cantiga de Santa María nº149 – «Fol é a desmesura» [s.XIII].


Officium peregrinorum – Diálogo del ángel con María Magdalena [s.XII].


Lírica cortesana medieval

Estampa del siglo XIII de un trovador.

El repertorio más antiguo de poesía lírica medieval no latina documentada musicalmente la ofrece la lírica trovadoresca. Se trata de un arte cultivado en Provenza (sur de la Francia actual) desde el siglo XI y que llegó a convertirse en un fenómeno internacional al extenderse por toda Europa, especialmente por la Occitania francesa, Navarra, el reino de Aragón y el norte de Italia.

El trovadoresco es un género aristocrático –muchos trovadores fueron nobles; algunos, como Guillermo IX de Aquitania o Ricardo Corazón de León, reyes; y también hubo mujeres, como la Condesa de Día– y su lengua es la lengua d’Oc u occitano, próxima al catalán actual. El arte de los trovadores se desarrolló a través de torneos poéticos llevados a cabo en las cortes provenzales y se divulgó por toda Europa gracias a los juglares, artistas populares ambulantes de baja extracción social que lo mismo cantaban que realizaban acrobacias o tocaban instrumentos.

La temática de las canciones giraba principalmente en torno al amor cortés, aunque incluyó temas muy variados, incluso de tipo político, satírico, religioso o popular. Las melodías son estróficas y tienen estructuras muy variadas, aunque la más característica es la denominada forma cansó o Bar (aab). El arte de los trovadores decayó durante el siglo XIII debido a la decadencia política de Occitania, paralela al creciente auge de la monarquía francesa y acelerada por la Cruzada albigense.

Los trovadores componían según la tradición oral, de modo que las melodías y poemas más tempranos debieron esperar hasta un siglo y medio antes de ser transcritos en notación. Conservamos unos 2600 poemas y cerca de 300 melodías, recogidos en apenas cuatro manuscritos principales. Aparte, conocemos la autoría de la mayoría de los poemas (unos 450 trovadores distintos), sus nombres, e incluso sus vidas, lo cual pone de manifiesto un reconocimiento artístico y social que fue negado, por ejemplo, a los anónimos constructores de las catedrales góticas.

El arte de los trovadores se trasladó pronto a otras latitudes y lenguas. Es el caso de los troveros, poetas líricos en lengua d’oïl (francés antiguo) que desarrollaron su actividad en el norte de Francia entre el siglo XII y principios del XIV. Los troveros acuñaron las denominadas formas fijas, como la ballade, el rondeau y el virelai, las cuales mantuvieron su primacía entre las formas profanas hasta bien entrado el siglo XV. Conservamos unos 2300 poemas troveros, unos 1300 aproximadamente con su melodía, en algo más de una decena de manuscritos principales, dos de los cuales son asimismo importantes manuscritos trovadorescos.

La lírica galaico portuguesa se desarrolló a lo largo del siglo XII a imitación de la lírica trovadoresca. Aparte de los géneros amoroso, de escarnio y sacro, incluye una temática enteramente original, la cantiga de amigo, que el poema es puesto en boca de una mujer. La mayoría de las cantigas no se han conservado con música, y aquéllas de las que sí se ha conservado pertenecen ya al siglo XIII: se trata de las 427 Cantigas de Santa María, con textos total o parcialmente compuestos o recopilados por Alfonso X El Sabio y adaptados a melodías preexistentes. Estas cantigas narran diversos milagros obrados por la virgen María, que es ensalzada de forma similar a como lo fueran las damas en la poesía trovadoresca, haciendo así del rey castellano el «trovador de la virgen».

Por su parte, los Minnesänger (trovadores alemanes) desarrollaron una intensa actividad en las cortes germánicas durante los siglos XII y XIII pero de ellos apenas se conservan unas pocas melodías repartidas en varios manuscritos del siglo XV.


Trovadores, troveros y juglares

La monodia profana medieval está representada principalmente a través de la canción trovadoresca occitana (cuatro manuscritos musicales importantes), la canción trovera francesa (una decena de manuscritos importantes), la cantiga galaico-portuguesa (una colección principal, las Cantigas de Santa María, recogida en tres manuscritos), la lauda espiritual italiana (dos manuscritos importantes) y el Minnesang alemán (media docena de manuscritos musicales de importancia diversa). La escasa monodia instrumental que conservamos de la Edad Media se reduce prácticamente a las 11 danzas contenidas en el cancionero trovero conocido como el Chansonnier du Roy (s.XIII) y las 19 danzas italianas recogidas en el Manuscrito de Londres (s.XIV).

Marcabru – «L’autrier iust’una sebissa» [s.XII] La poesía trovadoresca está escrita en lengua occitana. Su poesía, se carácter estrófico, suele utilizar la forma bar (AAB) en alguna de sus variantes (LEER MÁS).


Guillaume de Machaut – Virelai «Douce dame jolie» [s.XIV]. El virelai es una forma poética con estribillo, la más cultivada entre todas las formas troveras. Este virelai en tres estrofas trata un tema arquetípico del amor cortés, en el que el poeta adopta el rol de precador = amante suplicante (LEER MÁS).


Manuscrito de Londres – Istampitta Gaetta [s.XIV]. La istampitta consta de cuatro a siete secciones, llamadas puncta, cada una de los cuales se repite. La presente istampitta presenta cuatro punctae y presenta cadencias melódicas abiertas (en La) y cerradas (Sol).


Marcabru – «L’autrier iust’una sebissa» [s.XII].


Guillaume de Machaut – Virelai «Douce dame jolie» [s.XIV].


Manuscrito de Londres – Istampitta Gaetta [s.XIV].


Monodia religiosa latina

La compositora y profetisa Hildegard von Bingen (s.XII)
La compositora y profetisa Hildegard von Bingen (s.XII)

La composición monódica medieval tuvo también un importante desarrollo en el ámbito de las letras latinas. En algunos casos, las nuevas composiciones lograron introducirse en la liturgia (misa, oficio) pese a que ésta debía supuestamente mantenerse inalterada. La forma más antigua de composición registrada es el tropo. El tropo consiste en un conjunto de segmentos de texto y música nuevos (en algunos casos, solo de texto) que se interpolaban en diversos momentos de una pieza litúrgica preexistente. Entre los tropos más antiguos (s.X-XI) encontramos los compuestos para el Kyrie o para los introitos; entre los más tardíos (s.XII), destacan en número los compuestos para el «Benedicamus Domino», destinados a dotar de mayor solemnidad la conclusión de la misa o del oficio. Algunos tropos –especialmente los de los introitos– fueron el germen de dramas litúrgicos.

Las secuencias tienen un origen similar. El monje Notker Balbulus (siglo X) popularizó la práctica consistente en colocar textos sobre el último y extenso melisma (jubilus) con el que concluyen los Aleluya de la misa. Esta nueva composición se independizó muy pronto y dio a un nuevo género que quedó incorporado al Propio de la misa carolingia: la secuencia. Los himnos son composiciones originales asociadas generalmente al oficio y a las procesiones. Pese a la antigüedad de los textos y la posición de los himnos en la liturgia, se cree que sus melodías pertenecen a un sustrato mucho más tardío y constituyen, de hecho, composiciones nuevas. La importancia de las secuencias y de los himnos consiste en que reflejan a la perfección los rasgos propios de la musicalidad germánica: el estilo sencillo y directo, silábico, estrófico y diatónico, en las antípodas del elaborado estilo romano.

La afinidad del nuevo estilo reflejado por los tropos, secuencias e himnos con el sustrato etnomusical germano quedó demostrada por el hecho de que cuando Lutero fundó la liturgia protestante a principios del siglo XVI, la mayor parte de las melodías del fondo gregoriano que reutilizó procedieron precisamente de este tipo de obras o comparten sus mismas características. Ello motivó que tropos y secuencias fueran eliminados definitivamente de la misa por parte de los contrarreformistas católicos en el Concilio de Trento, al considerarlos retrospectivamente como un síntoma de corrupción de la liturgia.

La composición latina no destinada a la liturgia alcanzó igualmente un notable desarrollo y variedad. Se trata de composiciones concebidas en ambientes monásticos o empleadas en situaciones paralitúrgicas (procesiones, celebraciones, representaciones teatrales, etc.). Entre ellas destacan el conductus, una composición poético-musical de estilo silábico y carácter procesional. Dos ejemplos de este repertorio los tenemos en el Códice Calixtino (s.XII) de la catedral de Santiago de Compostela –colección de cantos para las ceremonias jacobeas– y en la extensa producción musical de Hildegard von Bingen, compuesta para el uso privado para las monjas del monasterio de Rupertsberg, del cual fue abadesa.


Tropario de San Marcial de Limoges (París, BnF lat.1240) – Introito «Puer natus est» con tropos [s.X]. El introito de la tercera misa del día de navidad fue uno de los más tropados durante el siglo X. En algunos casos, la elaboración de los tropos convirtieron esta pieza en una representación teatral en miniatura.


Tropario de Catania – Conductus «Natali regis glorie» [s.XII]. El conductus nació en el siglo XII como un canto concebido para acompañar al lector hasta el leccionario en los oficios. El conductus consta de un texto y una melodía enteramente originales y se caracteriza por su estilo silábico, estructura estrófica y carácter procesional (LEER MÁS).


Hildegard von Bingen – «O tu illustrata» [s.XII]. Abadesa del monasterio de Rupertsberg, Hildegard destacó como mística, profetisa, médica, compositora y escritora. Escribió y compuso un variado repertorio de cantos y dramas litúrgicos para su comunidad, en un estilo caracterizado por amplias tesituras y un personalísimo virtuosismo.


Tropario de San Marcial de Limoges (París, BnF lat.1240)– Introito «Puer natus est» con tropos [s.X].


Tropario de Catania – Conductus «Natali regis glorie» [s.XII].


Hildegard von Bingen – «O tu illustrata» [s.XII].


27 comentarios en “Unidad 2 – La composición monódica medieval

  1. Mi vídeo favorito ha sido el último, el Hildegard Von Bingen, ya que no se suele dar visibilidad a las mujeres en la música medieval, y me parece muy interesante que ella fuera tan talentosa y compusiera drama litúrgico, ya que el teatro, según tengo entendido, es el género que tuvo menos relevancia en esta época.

  2. Nuria Cilleros

    El vídeo que más me ha gustado es el del drama litúrgico medieval ya que me parece el más ilustrativo por el hecho de ver en vivo la representación de los cantos .

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