Unidad 14 – Formas y géneros musicales del Clasicismo

El desarrollo del mercado editorial musical vinculado a la música de cámara, unido éxito del concierto público como medio de difusión de la música orquestal tuvieron como resultado la formación de una serie de estilos que los contemporáneos denominaron «galante» o «sentimental» (Empfindsamer stil) pero que sería rebautizado en el siglo XIX como «Clasicismo». Este estilo reflejaba el gusto y la pujanza de las clases medias urbanas –burguesía– frente a los de las clases dominantes, encarnados por la ópera seria (aristocracia) y la música sacra (Iglesia), respectivamente. y era portador de nuevos valores.

En esta unidad estudiaremos dichos códigos, que cristalizarán en las denominadas formas de sonata y que constituyen –junto a la fuga– uno de los dos grandes paradigmas formales de la tradición clásica occidental.

El estilo y los valores del clasicismo musical

Concierto en la casa de la Condesa de Saint Brison. Grabado de Antoine Jean Duclos.
Concierto en la casa de la Condesa de Saint Brison. Grabado de Antoine Jean Duclos.

El estilo musical clásico se forjó a partir de los valores que la burguesía ilustrada enarboló frente al sistema de valores aristocrático. Así, frente a los estilos barrocos tardíos, fuertemente marcados por su origen nacional, el estilo clásico exhibió un notable internacionalismo, convirtiéndose en una especie de lingua franca musical de ámbito europeo.

Además, frente a la expresividad mecanicista y sustentada en las academias y los principios de autoridad, el estilo clásico canalizó una nueva forma de expresión más intimista y libre, apoyada básicamente en el gusto y el sentimiento. La posibilidad de crear matices gracias a instrumentos como el fortepiano -que sucederá al clavecín como centro del espacio musical doméstico- sustituyó a la dificultad técnica y la exuberancia en la ornamentación característicos del Barroco como principal recurso expresivo del Clasicismo.

En esta misma línea, el estilo clásico reaccionó a las complejidades de la fuga, el contrapunto y el bajo continuo en favor de un discurso transparente e inteligible, pero a la vez portador de sentimiento y drama. Los códigos de este nuevo lenguaje se vieron reforzados gracias a su expansión a todos los ámbitos musicales del siglo XVIII, partiendo como sabemos de la música de cámara y sinfónica y extendiéndose a ámbitos más alejados como el concierto o incluso la música sacra.

Las formas clásicas derivaron de las barrocas a través de un complejo proceso de selección natural y adaptación a los nuevos gustos, basados por un lado en la claridad y sencillez. Este proceso tuvo lugar en dos grandes fases, caracterizadas por la radical simplificación de texturas y armonía (entre 1730 y 1765), y otra en la que las nuevas texturas y formas fueron incrementando su complejidad y sus proporciones.

Las formas clásicas parten de la utilización de elementos melódicos y armónicos relativamente simples en comparación con el estilo Barroco. Su densidad motívica y armónica es menor, y además las frases musicales se benefician de una mayor regularidad y «previsibilidad». Frente a estas tendencias simplificadoras, el Clasicismo puso énfasis en la estructura musical; esto es, en cómo disponer un conjunto de temas musicales de modo que resulte un discurso musical coherente, variado y capaz de generar interés y tensión.


La Europa de las modas musicales

Como producto de entretenimiento dirigido al público burgués y aristocrático, la música del clasicismo se vio afectada por diversas modas, algunas muy recurrentes o persistentes a lo largo de las décadas. Entre ellos destaca el Sturm und Drang, corriente preromántica que afectó a todas las artes pero cuya traducción musical y escénica (a través del ballet o del melólogo) estuvo centrada en los países de habla alemana. Este movimiento se desarrolló en varias oleadas y alcanzó su punto álgido musical alrededor de 1780.

Entre las modas de carácter nacional, dos de las dos más destacadas fueron la española y la turca. La primera tuvo en el fandango su género más característico e internacional, en el que es uno de los reflejos más antiguos del arte musical preflamenco. Las modas turcas se produjeron en oleadas sucesivas ya desde el siglo XVII, alimentadas por la amenaza militar del Imperio Otomano en el borde oriental del Imperio Austríaco.

El Sturm und Drang. Este estilo encontró en el modo menor y los gestos angulosos y contrastantes una seña de identidad frente al predominio del modo mayor y las líneas cantables en las corrientes principales de la época.


El fandango en la música del siglo XVIII. Esta danza popular en ritmo ternario de popularizó en la corte española del siglo XVIII y conquistó posteriormente los salones europeos y hispanoamericanos (LEER MÁS).


La moda turca en la música del siglo XVIII. La música militar jenízara constituyó el origen de las bandas militares europeas y una inspiración duradera para los compositores centroeuropeos del siglo XVIII (LEER MÁS).


Christoff Willibald Gluck – Don Juan – 31. Descenso de Don Juan a los infiernos [1761].


Luigi Boccherini – Quinteto «La musica nocturna de las calles de Madrid», op.30, nº6 – 5. Pasacalle [ca. 1780].


Wolfgang Amadeus Mozart – Sonata en La mayor K.331 – 3er mov. Rondó Alla turca [ca. 1780].


Las formas y los géneros clásicos

La serenata para vientos era un género musical utilizado para amenizar comidas y eventos al aire libre.
La serenata para vientos era un género musical destinado para amenizar comidas y eventos al aire libre.

Por forma musical se entiende la estructura (segmentación y disposición de las partes) de una obra musical cerrada y autosuficiente. Este concepto no se aplica normalmente a obras multiseccionales como una ópera o una sinfonía, sino de cada una de sus partes separables, como un aria o un movimiento de sinfonía, concierto o sonata.

Las obras multiseccionales del Clasicismo (como sinfonías, serenatas, divertimentos, música de cámara o sonatas) suelen disponer sus movimientos adoptando las siguientes formas musicales:

  • Primer movimiento. Generalmente en forma de sonata.
  • Segundo movimiento. Generalmente una forma lied (ABA), tema y variaciones, o forma de sonata sin desarrollo (o con desarrollo breve).
  • Tercer movimiento. Forma de minueto (o scherzo). Este movimiento suele excluirse en obras en tres movimientos. En las serenatas y divertimentos puede haber varios minuetos o scherzos.
  • Cuarto movimiento. Generalmente rondó, forma de sonata, o rondó-sonata.

Mientras la forma se refiere a la estructura de una obra musical, el género se refiere sencillamente a su denominación. En el periodo clásico, muchos géneros distintos adoptaron un número relativamente limitado de formas musicales. Así, una sinfonía, una serenata, un divertimento, una sonata para piano o un cuarteto de cuerda son géneros distintos, pero están compuestos por un número similar de movimientos con formas similares, como la forma de sonata, las variaciones o el rondó.

La denominación de los géneros clásicos depende, en algunos casos, de la formación a la que está destinada (cuarteto de cuerda, trío con piano, etc.). En muchos otros casos, la denominación depende de su uso social: algunas serenatas o divertimentos están escritos para una formación de cuarteto de cuerda, sin embargo la serenata y el divertimento se distinguen del cuarteto de cuerda en que son música escrita para amenizar diversos actos o ser interpretadas al aire libre –están escritas para músicos que tocan para sus patronos– mientras que un cuarteto de cuerda está destinado a instrumentistas aficionados y a su uso doméstico.


Las formas clásicas: las variaciones, el minueto, el rondó…

El concierto solista es quizá el género barroco que ha subsistido con mayor éxito a lo largo de distintas épocas y estilos. La razón de ello ha sido la necesidad de los virtuosos en toda época de desplegar de la forma más eficaz posible sus posibilidades musicales y técnicas. El primer movimiento de concierto solista clásico adopta por lo común una forma de sonata con doble exposición: Una abreviada a cargo de la orquesta -que emula así al ritornello inicial del concierto barroco- y otra completa a cargo del solista. La otra peculiaridad de la forma de sonata de concierto es la inserción de una cadenza -solo improvisado- en la Recapitulación antes del grupo cadencial final.

El trío con piano (violín, violonchelo y piano) proviene de la tradición doméstica dieciochesca de doblar los bajos de las sonatas con el violonchelo. Con el tiempo se ha convertido una de las formaciones de cámara más emblemáticas, solo por detrás del cuarteto de cuerda. El movimiento final del Trío con piano nº 39 de Haydn tiene forma de rondó (A B A C A Coda). El tema A tiene forma lied (||: a :||: b + a’ :||) y los temas B y C se inspiran en el verbunkos, danza húngara interpretada por bandas gitanas.

El minueto es una danza en compás de 3/4. El minueto clásico es habitualmente tripartito (A B A’) en el que A y B son sendas formas lied (||: a :||: b + a’ :||) y en el que A’ se toca sin repeticiones. El minueto suele ser el tercer movimiento de las sinfonías y los cuartetos de cuerda.

Wolfgang Amadeus Mozart – Concierto para violín y orquesta núm. 3 en Sol mayor, 1. Allegro  K. 216 [1775]. El movimiento inicial de los conciertos clásicos suele ser una forma híbrida entre la forma sonata y el concierto con ritornelos (LEER MÁS).


Franz Joseph Haydn – Trío con piano nº 39 «Gitano»– 3. Rondó «gitano». [1795]. El movimiento final de este trío con piano es una forma rondó con temas de inspiración zíngara (LEER MÁS).


Ludwig van Beethoven – Septeto en Mi bemol mayor op.20 – 3er mov. Tempo di minuetto [1802]. El minueto es una forma de danza en ritmo ternario. El carácter de este movimiento suele ser ligero y desenfadado (LEER MÁS).



Franz Joseph Haydn – Trío con piano nº 39 «Gitano»– 3. Rondó «gitano». [1795]


Ludwig van Beethoven – Septeto en Mi bemol mayor op.20 – 3. Tempo di minuetto [1802].


Transformaciones en el gusto musical tras la Revolución francesa

Portada de la primera edición impresa de la Sinfonía nº3
Portada de la primera edición impresa de la Sinfonía nº3 «Heroica» de Beethoven.

La Revolución francesa (1789-1799) y la transmisión de la inestabilidad política y de los ideales revolucionarios a través de las guerras revolucionarias (1792-1802) y las guerras napoleónicas (1804-1815) sacudieron los sistemas de valores dominantes en toda Europa que conllevaron importantes transformaciones en los gustos musicales. La vida concertística presenció un acelerado declive de la sinfonía: al mismo tiempo que decaía bruscamente su producción, cobraron relieve modalidades como la sinfonía «característica» y la sinfonía concertante. La primera es un tipo de sinfonía con elementos descriptivos –en muchos casos, militares–, la segunda, una modalidad con instrumentos solistas. Los géneros sinfónico-corales también ganaron peso en la vida concertística. El declive de la sinfonía –en términos de nueva creación– coincidió con el inicio de la canonización de los clásicos vieneses –Haydn y Mozart– en las salas de concierto, tanto en Viena como en París, extendiéndose después al resto de Europa. Algún tiempo después, las sinfonías beethovenianas –estrenadas entre los años 1800 y 1824– se sumaron a este canon gracias a su individualidad y ambición, pero también por reflejar la violencia del momento histórico.

La música doméstica y teatral también acusaron este cambio de ciclo. El comienzo del siglo XIX vivió la emergencia de la canción con piano –lied, en el caso de la canción alemana– y de los géneros «nacionales», en forma de música vocal o instrumental de inspiración popular o folclórica. En el ámbito teatral, la ópera seria aceleró su ya inocultable decadencia, iniciando un lento proceso de renovación del que nacería la ópera romántica, gracias principalmente a las innovaciones practicadas por Cherubini y Spontini en la Francia republicana, y por Rossini en el ámbito más cosmopolita de la ópera italiana.


…y la forma de sonata

La forma sonata es la más sofisticada y flexible de las formas clásicas. Su potencial dramático (o retórico, si se prefiere) fue explotado de forma creciente por los grandes compositores del Clasicismo vienés –Haydn, Mozart y Beethoven– en su música de cámara y sinfonías. Tomando como ejemplo algunas de estas obras, escritores seminales del Romanticismo como E. T. A. Hoffmann, Wackenroder o Heinrich Heine contribuyeron a elevar el prestigio de la música como un arte/lenguaje autónomo, capaz de transmitir ideas o emociones que el lenguaje común no es capaz de expresar.

En esta senda, la obra de Beethoven y, en particular, las más representativas del denominado «estilo heroico», contribuirán a forjar el prototipo romántico de compositor, una figura que reflejará de forma idealizada el cambio de estatus social y económico del compositor tras el colapso del Antiguo Régimen: en efecto, estas transformaciones sociales repercutirán en el compositor dejará de ser un empleado de un aristócrata (o de la Iglesia) y deberá hacerse valer en un medio más descentralizado y competitivo sujeto al arbitrio de la nueva burguesía.

Para más información puedes consultar los artículos Introducción a la forma sonata.

Wolfgang Amadeus Mozart – Sinfonía nº41 en Do mayor «Júpiter» K.551, 1. Allegro vivace [1788]. La última sinfonía de Mozart emplea trompetas y timbales, instrumentos tradicionalmente ligados a la esfera militar (LEER MÁS).


Franz Joseph Haydn – Sinfonía nº94 en Sol mayor «La sorpresa», 1. Adagio. Vivace assai [1791]. Este primer movimiento es una forma sonata con introducción lenta. Su sobrenombre se debe a un efecto que tiene lugar durante el segundo movimiento (LEER MÁS).


Ludwig van Beethoven – Sinfonía nº3 en Mi bemol mayor «Heroica» op.55, 1. Allegro con brio [1805]. El primer movimiento de esta obra es la forma de sonata más extensa compuesta hasta la fecha. Cuenta con un imponente Desarrollo y una extensa Coda (LEER MÁS).



Franz Joseph Haydn – Sinfonía nº94 en Sol mayor «La sorpresa», 1. Adagio. Vivace assai [1791].


Ludwig van Beethoven – Sinfonía nº3 en Mi bemol mayor «Heroica» op.55, 1. Allegro con brio [1805].


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