El «Dies irae»y el «Sueño de una noche de aquelarre» de Berlioz

El significado de la melodía medieval «Dies irae» mutó cuando Berlioz, participando de la fascinación por lo gótico de los románticos, utilizó la melodía original medieval en el «Sueño de una noche de aquelarre» que cierra su Sinfonía fantástica de 1830. Obra fundacional del Romanticismo musical francés y de su moderna escuela sinfónica. Interpretado por los oficleidos y los fagotes mientras las campanas doblan a difuntos, el «Dies irae» se convirtió, desde entonces, en el símbolo musical por antonomasia de la muerte, reutilizado desde entonces en infinidad de ocasiones en obras de concierto, bandas sonoras, videojuegos y temas de rock.

Continuando con el artículo sobre los orígenes del «Dies irae», en esta entrada estudiaremos este originalísimo movimiento sinfónico, como prólogo a otras obras románticas basadas en esta secuencia medieval que trataremos en futuras entradas.

El «Sueño de una noche de aquelarre» de la Sinfonía fantástica (1830) de Hector Berlioz

Cita del «Dies irae» en al quinto movimiento de la Sinfonía fantástica de Berlioz.

Tan como adelantamos en el artículo previo sobre los orígenes del «Dies irae», fue Hector Berlioz en su Sinfonía fantástica [1830] quien popularizó esta melodía medieval como símbolo musical de la muerte. El «Dies irae» ocupa un lugar destacado en el quinto y último movimiento de esta innovadora obra que refundó el género sinfónico partiendo de nuevas bases: la base programática (argumento literario) y una estructura cíclica (temas musicales que reaparecen a lo largo de los diferentes movimientos de la sinfonía), pero también una orquestación radicalmente novedosa que incorpora instrumentos musicales inusuales y efectos sonoros inauditos.

Todos estos efectos alcanzan su clímax en el movimiento final de la obra, titulado «Sueño de una noche de Sabbat», también traducido al español como «Sueño de una noche de aquelarre». Siguiendo el argumento de la sinfonía (en este enlace estudiamos el cuarto movimiento), el artista, rechazado por su amante, se envenena con opio y entra en una fase alucinatoria que se desarrolla en los dos movimientos finales de la obra: en el cuarto movimiento, se ve a sí mismo siendo ejecutado en medio de una bulliciosa plaza; en el último, el alma del difunto artista se transporta a un escenario demoníaco (la noche del Sabbat) donde encuentra toda clase de criaturas infernales entre las que aparece su antigua amante, en forma de bruja.


Hector BerliozSinfonía fantástica, 5. Sueño de una noche de Sabbat [1830]. Fragmento con la presentación del «Dies irae» por el serpentón y el oficleido.


Fragmento de «El aquelarre» (1798) de Francisco de Goya.

El «Sueño de una noche de Sabbat» se abre con una introducción lenta de carácter fantasmagórico en la que Berlioz da rienda suelta a efectos orquestales totalmente inéditos en la época: despliegues de armonías de séptima disminuida en las cuerdas agudas (violines y violas) en divisi, amorfos y tumultuosos divisi en las cuerdas graves (violonchelos y contrabajos) y portamentos descendentes en las maderas. Una cita del motivo musical que representa a «la amada» a lo largo de la sinfonía –la idée fixe, o idea fija— efectuada por el clarinete en Do (01:22) desencadena un feroz tutti orquestal que establece la tonalidad inicial de este movimiento –Mi bemol mayor– y prepara la entrada del primer bloque.

El primer bloque temático (01:40) está protagonizado por la idée fixe, que es enunciada en una variación de carácter entre burlesco e infernal por el requinto (clarinete en Mi bemol) y el flautín. La idée fixe aparece aquí por su importancia estructural dentro de la sinfonía –aparece en distintas variaciones en cada uno de los cinco movimientos de la sinfonía–, pero también narrativo: su presencia delata la faceta más cruel de la amada con respecto al artista. Tras haber rechazado e ignorado al artista, y caer éste en el consumo de drogas alucinógenas inducido por la desesperación, la amada se le presenta en esta pesadilla de aquelarre como una bruja más, regocijándose en el sufrimiento del artista.

El segundo bloque temático está señalado en la partitura con el epígrafe «Dies irae» (02:46). Esta sección constituye –junto con la escena de la garganta del lobo de El cazador furtivo [1821] de Weber y el ballet de los espectros de las monjas de Roberto el diablo [1831] de Meyerbeer– uno de los grandes hitos del Romanticismo gótico musical. El episodio está construido mediante efectos inauditos en el medio sinfónico, como el empleo pionero del oficleido y las campanas, que habían sido estrenados anteriormente en la ópera de París en Olimpia [1819] de Spontini y Guillermo Tell [1829] de Rossini, respectivamente.

Tras una transición que introduce ya el tema del Sabbat (04:36), se abre un tercer bloque temático (04:53) titulado en la partitura como Ronde du Sabbat (corro/danza de las brujas), una fuga en Do mayor sobre este tema, que había sido citado fugazmente con anterioridad. Tras alcanzar el clímax, tiene lugar un original episodio en el que la energía acumulada durante la fuga se disipa a través de figuras cromáticas descendentes en las maderas en una atmósfera tonalmente ambigua.

El bloque final se inicia con una sección basada en el tema del Sabbat (06:46), estrechado a intervalos de semitono y dispuesto in crescendo, de forma análoga al pedal de dominante de una fuga. Sigue una triunfal entrada del tema del Sabbat que es combinado contrapuntísticamente, poco después, con el «Dies irae» (07:32), en una sección titulada en la partitura con el epígrafe Dies irae et Ronde du Sabbat ensemble en la que sobrevuelan rápidas líneas de semicorcheas en violines y flautas. Aprovechando el momentum, Berlioz introduce en las maderas un tema derivado del tema del Sabbat (08:00) acompañados por violines y violas sul legno, es decir, que percuten las cuerdas con la madera del arco. Una brillante stretta con nuevas citas del «Dies irae» (08:38) en las trompas pone fin a esta sinfonía.


Hector BerliozSinfonía fantástica, 5. Sueño de una noche de Sabbat [1830]. Completo.


SECCIÓNTONALIDADMINUTO
INTRODUCCIÓN
Larghetto
Cita de la idée fixe (Allegro)
Tutti orquestal y semicadencia
Indeterminada
Do mayor
Mi b mayor

00:00
01:22
01:31
BLOQUE A
La idée fixe (Allegro)
Cita del tema del Sabbat, tutti y transición
Mi b mayor
01:40
02:26
BLOQUE B
Dies irae (estrofa A) y variaciones
Dies irae (estrofa B) y variaciones
Dies irae (estrofa A) y variaciones
Do menor
02:46
03:42
04:04
Transición sobre el tema del Sabbat
BLOQUE C
Ronde du Sabbat: Fuga
Transición sobre escalas cromáticas descendentes
(cita del Dies irae en las trompas)
Do mayor04:36

04:53
05:50
06:31
RECAPITULACIÓN/FINALE
Pedal de la fuga sobre el tema del Sabbat en semitonos
Tema del Sabbat
Dies irae et Ronde du Sabbat ensemble
Tema derivado del Sabbat
Cita fugada del Dies irae y coda

Indeterminada
Do mayor
La menor
La menor
Do mayor

06:46
07:24
07:32
08:00
08:38
Estructura del mov. 5, «Sueño de una noche de Sabbat», de la Sinfonía fantástica [1830] de Hector Berlioz. Los minutos se refieren al vídeo con el movimiento completo situado arriba.

El caprichoso curso de la modernidad

Hector Berlioz es considerado uno de los compositores más innovadores del primer Romanticismo. Las innovaciones presentes en su Sinfonía fantástica –la obra que le catapultó a la fama– saltan a la vista en el plano formal –sinfonía en cinco movimientos, principio cíclico– e instrumental –incorporación de nuevos instrumentos, uso no convencional de los instrumentos tradicionales, empleo extensivo de los divisi en la cuerda–, pero también en el armónico.

Su actitud modernista, sin embargo, no le granjeó el aprecio del público de su tiempo de una forma sostenida y duradera. Sus innovaciones estuvieron lejos de crear escuela; aunque Liszt, Wagner y los compositores rusos –Los Cinco, especialmente– continuaron de una forma u otra la vía abierta por Berlioz, la corriente dominante del sinfonismo centroeuropeo ignoró casi por completo sus aportaciones, de modo que resulta casi imposible encontrar algún rastro de su estilo en compositores como Mendelssohn, Schumann o Brahms. La recepción de Berlioz demuestra que el denominado «progreso» no es una línea recta, sino un complejo nodo en el que muchas de sus ramas quedan en vía muerta.

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